El trastorno del lenguaje es una dificultad mayor en la que el niño no solo adquiere tardíamente el lenguaje, sino que presenta problemas de estructuración, es decir, dificultad para construir de manera organizada las frases y las oraciones; además, cuenta con una pronunciación incorrecta y, lo más grave, problemas severos de comprensión. Estas características persisten con el paso del tiempo. Este trastorno puede ser congénito o adquirido, por ejemplo por una lesión. Ejemplo. Al preguntarle a un niño de 7 años sobre lo que hizo en el colegio, responde: “jugamo ojo, a colego, a jugal a la plati… a colelo una talea; palabas más no”. Se observa, entre otros, una dificultad muy grande para organizar las ideas y darle secuencia; es evidente la dificultad de articulación y de gramática. Como se le dificulta comunicarse, dice “palabas más no”, lo que quiere decir: “no quiero hablar más”.